
El 2020 nos tomó por sorpresa a todos. La situación pandemia hizo que recordáramos lo vulnerables que somos y lo efímera que nuestra realidad es. No importa en qué parte del mundo estemos, cada cual ha tenido que adaptarse poco a poco a nuevas formas de ser y de andar.
La pandemia nos ha asestado un golpe no solo a la salud de la especie, sino también a la salud financiera de las sociedades. Diversas industrias (manufactura, de la hospitalidad, construcción, transporte, educación, entre otras) se vieron muy afectadas por la necesidad del distanciamiento social y esto afectó a millones de nosotros por todo el mundo, sumando a millones a situación de pobreza.
No obstante, la nueva normalidad se ha ido asentando y hay sectores que se han adaptado más rápido a esta. La educación sin duda ha sido uno de ellos. La cantidad de ofertas de aprendizaje, valiéndose de las bondades de las tecnologías de información y comunicación (TICs), ha aumentado exponencialmente, incluso adaptándose a contextos de baja conectividad y a contextos de educación remota de emergencia.
En tal sentido, y con todos los altibajos que nos pueda presentar la nueva normalidad, la necesidad de adaptarnos y de seguir adelante ha hecho que aprendamos formas nuevas de hacer lo que hacíamos, y en ese aprender, al menos en educación, se ha presentado un potencial de mayor alcance, e incluso de mayor inclusión. Justo ha sido este impulso de la nueva normalidad lo que nos ha llevado a ofrecer nuestros programas de enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras (EALE) en modalidad a distancia y en línea. Así, luego de experiencias positivas con nuestro diplomado TIC-EALE, y en este año pandémico con la enseñanza de inglés para lectura académica a través de un curso en línea para estudiantes de postgrado, hemos hecho la convocatoria a nuestra Cohorte IX, modalidad a distancia y en línea, cumpliendo con decretos nacionales y universitarios para llevar toda educación a esa modalidad.
La receptividad para dicha convocatoria ha sido muy positiva. Ulandinos por el país y por el mundo vuelven a ver la casa que los formó como espacio para seguir aprendiendo; además profesionales egresados de universidades hermanas ven con ánimo la posibilidad de formarse en nuestra bicentenaria ULA para hacerla su casa del saber. Así, la nueva normalidad nos ha traído nueva cohorte, con nuevas formas de hacer esto que nos apasiona tanto, enseñar, para formar profesionales con los altos estándares de calidad sinónimo de nuestra Universidad de Los Andes.